Técnicas de oratoria fáciles de aplicar para temáticas difíciles de contar
¿Conoces la serie This is Us? Es una de las ficciones americanas más premiadas de los últimos años que gira en torno a tres hermanos en distintas etapas de sus vidas. En el capítulo seis de su primer temporada, uno de los tres hermanos, Randall, se enfrenta al reto de contar en el colegio de sus hijas a qué se dedica y hacerlo de manera que impresione a los alumnos.
A priori, parece fácil, pero no para Randall. Su profesión es «weather trader», algo que en español se podría traducir como «operador bursátil climático» o «broker del tiempo». Una profesión que a él le apasiona y de la que está convencido de su utilidad, pero no su mujer ni sus hijas, que lo consideran aburrido comparado con otras profesiones más «apasionantes» como ser bombero o médico.
Si habéis visto esta serie, sabréis que Randall sale al paso de esta situación tocando el piano y cantando a la vez una canción cuya letra explica a qué se dedica. Ni cana bien, ni mucho menos sabe tocar el piano. La verdad, verle y oírle suscita vergüenza ajena. Pero la letra de su canción explica de manera concisa y clara por qué su profesión es importante:
«If you’ve got a farm, you should know the future cost of corn. So buy yourself a contract to protect your crops. Rain, storm or snow might affect your summer crops. So invest your money wisely. You’ll be safe».
¿Y qué puedes hacer tú? ¿Cómo puedes atraer el interés de tu audiencia si vas a hablar de algo complejo, desconocido o «aburrido»?
1. Piensa en tu audiencia. Como hizo Randall, utiliza un lenguaje y ejemplos que cualquier persona de cualquier edad pueda entender. No uses palabras técnicas o del ámbito propiamente profesional. Apuesta por un vocabulario sencillo con términos muy comunes que aunque no sean exactos, signifiquen lo mismo que lo que necesitas transmitir.
2. Sé tú mismo. No sobreactúes. La ocurrencia de Randall nos aporta otra lección. Si no sabes tocar un instrumento, no es el momento de aprender. Si no cuentas bien chistes, no lo hagas en una exposición en público. Si no te sabes bien una historia o trama de una película con la que hacer una analogía, no la uses. En resumen, no hagas nada que no sea ser tú mismo. Y sí haz todo aquello que sepas que haces bien, ya sea cantar, apoyarte en una historia personal o introducir una dinámica que dominas a la perfección. ¿Por qué? Porque ya tienes el handicap de trasladar un contenido complejo a tu audiencia. Incluir otro más que te implique un sobreesfuerzo puede incrementar tu tensión, la posibilidad de equivocarte y pretender ser alguien que tú no eres.
3. Fomenta la interacción y el feedback in situ. La única forma de saber si lo estás haciendo bien y te están entendiendo es preguntando a tu audiencia. Cuando salgas al escenario deja claro que agradecerás cualquier pregunta o interrupción para aclarar conceptos. Humaniza tu discurso y comparte desde el principio que has hecho un esfuerzo por hacer tus mensajes comprensibles. Y no dejes de lanzar preguntas o preguntar directamente a personas de tu público e invitarles a participar en tu charla. Cuanto más incluyas a las personas en tu exposición, más emocional será ésta. Y lo emocional siempre engancha. Sea cual sea el tema del que se hable.
Sin aún así esto te parece complicado, quédate con este dato: desde su publicación en 1988, se han vendido 10 millones de ejemplares de «Breve historia del tiempo», el libro más conocido de Stephen Hawking, que además logró el récord Guinness al permanecer durante 4 años y medio (237 semanas) como el libro más vendido. Esta hazaña la consiguió un físico teórico como Hawking que quiso compilar en un ensayo para lectores no especializados uno de los temas más complejos de la cosmología, como son los agujeros negros. Y Hawking lo hizo poniéndose en el lugar del lector, siendo fiel a sí mismo y lanzando muchas preguntas en su relato, cuyas respuestas hacen que «Breve historia del tiempo» sea una lectura entretenida, compleja pero accesible, incluso para quien no le guste la cosmología.